Yo solía ser un hombre incrédulo, racional en toda circunstancia. Yo solía hacer chistes con los muertos, con mis muertos, tomar a broma los relatos de apariciones, conjuros y todo lo relacionado a espíritus. Ahora ya no puedo.
Es maravilloso el avance la tecnología. La primera vez que me invitaron a una página social no sabia por donde empezar, con tanta información. Subí mi foto, llené mi perfil, y sin mentir, me dediqué a adornar tanto como pude mi solitaria vida. Ya que tenía algo de práctica y después de aceptar a algunos contactos como mis amigos, me aficioné a visitar páginas de antiguos conocidos, con lo que me entretuve y me asombré de todo lo que puede contar una foto o un detalle de las personas, más allá de lo que afirman sobre su vida.
Ya no vivo en mi ciudad natal, y había perdido contacto con muchas personas, incluso de mi familia, así que en mi búsqueda encontré de todo: los que gustosos exhiben sus logros de vida (y a veces presumen) lo que han logrado o disfrutado: buena vida, buena fiesta, excelentes viajes, una linda familia, un envidiable coche; los que aparentan y no son: felices, inteligentes, exitosos o ricos; las que intentan superar un trauma de juventud: operadas, con lentes de contacto de color o con peinados a la moda; los que opinan de todas las publicaciones o fotos de los demás; los que pasan su día dedicados a ganar puntos o medallas en sus juegos favoritos y que sus noticias nos informan acerca de su nivel de jugador o solicitan ayuda para mejorarlo; los que se suman a páginas o redes activistas, de ex alumnos o de artistas; los que recuerdan el pasado en fotos o narrando aventuras.
Me sentí nostálgico cuando revisé perfiles de antiguos compañeros de escuela o de trabajo, me alegre por algunos y compadecí por otros; me reí pensando que unos no cambian, me impactó ver como otros han cambiado demasiado, ojala en todos los casos para bien. Mi curiosidad me llevó a buscar a mis ex novias o chicas con las que salí y no sabía nada de su vida. En algunos casos la información era pública y sórdidamente me divertí un rato, mientras que en otros me quedé con las ganas de saber si salían con alguien, tenían hijos o se habían puesto gordas.
Es curioso ver las fotos que publican, algunos para presumir cómo viven o viajan, otros sólo para compartir cosas importantes de su familia. Algunos ponen 25 fotos de la misma escena, y tienen colección de todos los acontecimientos, aunque sean cotidianos. Las fotos principales, que van junto al nombre, también revelan aspectos importantes: los hay quienes están solos, en primer plano, al fondo en un bello paisaje, acompañados de su pareja, solo con sus hijos, o todos juntos. A veces aparecen sólo sus hijos, un dibujo o un logo. Y algunos, extrañamente, no ponen una foto jamás.
Así que ese archivo, esa vida virtual, se convierte en un reflejo de la propia vida. En casi todos los casos, porque los muertos no pueden narrar lo que piensan o sienten. O eso era lo que yo creía.
Solía revisar mi página unas cuatro veces por semana, aunque al principio, con la novedad, pase algunas semanas haciéndolo a diario, incluso dos o tres veces al día. Un día, se me ocurrió una broma macabra para el día de halloween: abrir una cuenta con el único compañero de generación fallecido; enviaría mensajes al resto de la generación y conseguiría polémica, susto entre ellos y para mí, mucha diversión.
No sé realmente porqué pensé que sería divertido. No sé porque pensé en Horacio, ya que era un buen tipo, moderadamente bien parecido y popular, aunque nunca fuimos muy cercanos. Supongo que por esa razón, nunca conectarían que yo pudiera administrar esa cuenta falsa. Éramos compañeros de salón, algunos años en la pequeña ciudad a la que pertenezco, hasta que él se había mudado a otra ciudad y yo a la capital del país. Un día, de forma extraña, hace unos 11 años ya, recibí una llamada en mi trabajo. Era Horacio, interesado en hacerme unas preguntas porque sabía que yo vivía en la capital, y pensaba visitarla. En el anuario consiguió el telefono de la casa de mis padres, mi madre le había dado mi nuevo número.
No me dio muchos detalles, solo dijo que andaba tras una muchacha por aquí y que necesitaba los datos de un hotel cercano a su casa y económico. Se los di, junto con el número del apartamento donde yo vivía. Pasaron algunos días y una noche, mientras bebía una cerveza frente al televisor, sonó el teléfono. Era Horacio, se oía abatido y triste. Me agradeció los datos del hotel, que le había resultado cómodo y me contó que las cosas no habían salido bien, que había visto y salido con la mujer a la que pretendía, pero que ella lo había rechazado, al parecer tenía un novio. Entonces intenté consolarlo, compadecido de que se encontraba solo en una ciudad grande y recurriendo a alguien relativamente extraño. Así que lo invité al apartamento, a charlar y beber, pero rechazó la invitación. Si me informó cuando regresaría a su ciudad no lo recuerdo.
Pocas semanas después, experimente una dolorosa sensación: me había enterado de la muerte de Horacio, que fue en su departamento, en circunstancias extrañas, de las que realmente nadie sabe, ya que circularon varias versiones: un asalto, un accidente casero… todo en medio de sangre. El cadáver lo encontró su hermano, que fue en su búsqueda después de algunos días de no contestar sus llamadas. Eso debió ser perturbador, porque regresó a vivir con sus padres después de aquello. Mi madre me informó la tragedia cuando lo leyó en el periódico local, al recordar que le había llamado preguntando por mí.
Llevé a cabo mi plan: Abrí la cuenta después de averiguar algunos detalles como fecha de nacimiento. Pasé algunas horas aquel viernes enviando mensajes de contacto a cada uno de los compañeros de la escuela, siguiendo una lista que previamente elaboré para evitar olvidar alguno, empezando por sus amigos cercanos o quienes aparecían frecuentemente en algunas fotos viejas que había conseguido. Claro que no me olvidé de las chicas que se rumoraba le gustaban o había salido con ellas. Me tardé bastante y aún con lo cansado que estaba después del trabajo, complete la lista y oprimí enviar.
Pero sin conocer las reacciones de todos esos contactos, me llegó el primer mensaje. Fue a la mañana siguiente de enviarlos, movido por la curiosidad, ingresé a mi cuenta con la idea de leer mensajes de pánico o de indignación (más respeto a los fallecidos) y tenía un mensaje en la bandeja de entrada. Remitente: Horacio Cárdenas.
Me temblaron las piernas y una oleada eléctrica me recorrió la espalda. ¿Alguien me estaría devolviendo la broma? Nadie conocía mi intención de hacerla ni la palabra clave de ingreso a la cuenta. Al leer el mensaje reconocí a su autor: Horacio. –Hola- recitaba el saludo, -desde mi visita a tu ciudad mi vida se complicó, hasta terminar, ahora estoy en un lugar extraño y he encontrado la forma de conectarme contigo, espero me ayudes-. Esa fue la primera pista, nadie, -ni mi madre- sólo la mujer que visitó y yo, sabíamos que había estado aquí.
Fueron los dos días más angustiantes de mi vida. El fin de semana más espantoso. Cerré de golpe la computadora y me salí del departamento. Caminé nerviosamente por la calle y me detuve a comprar un café. Todavía era muy temprano, había poca gente y yo me sentía asustado y perseguido. Volví como a la media hora, intentando convencerme que haber dormido poco me había afectado. Abrí la computadora y entonces leí: -No te asustes, compañero, que lo que hayas oído de los espíritus malos no aplica en mi caso, te perdono la broma, pero en serio necesito tu ayuda. P.D.: ¿Te gustó tu café?
Poco a poco el espacio público se fue llenando de los esperados mensajes, de casi todos los que había contactado, excepto yo. Mandaría alguno o sospecharían. Me fue difícil porque me temblaban tanto los dedos que escribir se hacía casi imposible.
-Necesito que mi familia sepa porqué morí- Me pedía en su siguiente mensaje. Yo daba vueltas de un lado a otro, no tenía hambre o sueño y casi me da un infarto cuando sonó el teléfono. A pesar de que era un insistente vendedor de seguros, agradecí su llamada y la atendí como una forma de sentirme acompañado o auxiliado por alguien.
Por fin me decidí a responder los mensajes, cuando comprobé que sólo a mí me habían llegado. –¿Qué quieres que haga? Si puedo, te ayudaré, pero antes dime: ¿que fui a hacer a tu casa el segundo año que compartimos juntos?- Intenté autentificar que fuera él, haciéndole una pregunta difícil de recordar para él o de saber para alguien más. –Un trabajo de maquetas- escribió, -lo recuerdo porque manchaste mi silla favorita mientras comentabas que te gustaba mi colección de cochecitos, sobre todo el cavalier sedán 1953-. Increíble la precisión de la respuesta, así que me convencí.
-Te contaré la verdad de mi muerte y te encargarás de que la sepan, y cuando mueras notarás de algún modo que habré agradecido lo que haces por mí -. Pensé que era mejor que no me agradeciera de ningún modo ni que mencionara mi muerte como un evento cercano, a pesar de saber que era un evento inevitable.
-Después de estar aquí en tu ciudad y ver a la mujer de la que estaba enamorado, regresé a la mía, profundamente triste. Ella me rechazó, de una forma cruel después de haberme dado esperanzas, de recibir regalos y atenciones de mi parte y de pedirme que la fuera a buscar. No sabía porque lo hizo, hasta el día en que morí. Tenía lágrimas en los ojos la última vez que nos vimos, pero pensé que eran fingidas, pensé que realmente era una mala persona, pero es un ángel. Pensó en sacrificarse por mí y no supo que alguien terminó sacrificándome.-
De repente mi miedo se confundió con mi curiosidad, con las ganas de resarcir no haberlo escuchado aquel día que me llamó afligido y que ahora podía compensar…¿informando a la familia lo sucedido? Me creerían o peor aún: ¿Me culparían de alguna forma?
-Aquella noche en la que morí, abrí la puerta, saludé a mi visita, y después de ofrecerle alguna bebida, recibí un golpe en la cabeza que me aturdió, con el mismo vaso en donde le había servido un refresco. Sin recuperarme aún, me acusó de pretender a la mujer que él amaba, a la que había amenazado para que me dejara pero que de cualquier modo sabía que yo seguía presente en su corazón, que mientras viviera no había esperanza de que me olvidara y peor aún de que lo amara a él. Así que me asestó tres puñaladas mortales y luego me empujó con fuerza tal que recibí un fuerte golpe en la cabeza. Diles a mi madre y a mi padre que mi asesino lleva mi sangre y vive con ellos. Dile que fue mi hermano quien hundió su cuchillo en mi cuerpo.-
Al leer aquello me dio vueltas la cabeza, como les diría, no tenía pruebas, me quedaba claro que era una advertencia importante y tenían que saber. Era mi responsabilidad. Pase esa noche revolviéndome en mi cama, y cercano al amanecer me venció el cansancio. Dormité algunas horas y en la mañana me levanté mareado y vomité un poco. Hacia el mediodía comí ligeramente, presionado por las treinta y dos horas que tenía sin comer. En la tarde me decidí y llame a sus padres, pensando que avisaría que iría a visitarlos para darles la noticia en persona.
Así que llamé, sin pensar mucho que pasaría si contestaba el hermano, o que pasaría si al llegar allá me toparía con él. Pensé en anunciarme para el siguiente fin de semana, ya que el viaje sería largo. –Bueno-, contestó su madre quedamente, con un tono que se me figuró tendría después de mucho llanto.
-Sra. Cárdenas, habla un amigo de Horacio, ha pasado mucho tiempo y no creo que se acuerde de mi, tengo algo importante que decirle y me gustaría ir a verla, vivo en la capital y quizá haré el viaje la próxima semana, ¿podría recibirme? Lo que tengo que decirle también concierne a su esposo- Me pareció oír un sollozo, y la madre de Horacio me contestó: -Efectivamente no te recuerdo, pero te recibiré. Aunque podría no ser la próxima semana, sino hasta dentro de algunas más y no estará mi esposo ya que lo enterramos el día de ayer-. –Disculpe, ¿Necesita ayuda? ¿Cómo murió?- Pregunté cortadamente – Fue muy extraño, sospechamos de suicidio, aunque tenía un golpe en la cabeza difícil de provocárselo él mismo, pero no te puedo dar detalles, tengo que colgarte, llama después, por mi no te preocupes, estoy con mi hijo menor, que me cuida.- Y cortó la llamada.
El corazón me latía aceleradamente mientras colgaba. La muerte del padre de Horacio sucedía mientras me asignaba mi misión. ¿Era responsable ahora por la suerte de su madre? ¿Debía llamar a la policía? ¿Quién me creería? Irracionalmente pensaba también en algo que me producía más terror: Ver descubierta mi broma en la red y las consecuencias que había traído. Lloré apesadumbradamente sobre mi computadora.
De repente, de un sobresalto me levanté de mi escritorio, habían pasado algunas horas, pero aún era viernes. El mensaje estaba terminado, la lista de nombres completa, sólo faltaba oprimir enviar, al parecer me había quedado dormido. No sentí alivio, pero al intentar borrar de mi máquina y de mi mente aquella horrible broma, abrí un mensaje del hermano de Horacio que decía: -Confío en tu silencio, sé que vives solo-.

UNA NOCHE DE TERROR
Afuera, en la calle, ya no se veía a nadie. El viento soplaba con fuerza, como advirtiendo una gran tormenta.
Antes de cerrar la oficina con su llave, tecleo la clave de la alarma y se puso el piloto. Apenas salió empezó a lloviznar suavemente.
Rápidamente llego a su vehículo, un viejo Renault verde oscuro, que pese a los años se encontraba en buen estado. Con rapidez abrió la puerta y entró.
Puso el auto en contacto y en pocos segundos se iluminó el tablero, encendió la calefacción y arranco hacia su hogar.
La tormenta se fue volviendo más fuerte mientras se alejaba de la oficina. Aun le quedaban unos 50 kilometros para llegar a su casa que se encontraba fuera de la ciudad. Decidió encender la radio ya que el silencio era absoluto. Giro a la derecha para tomar la carretera hacia su casa. No le gustaba mucho ir por ese camino en una noche como esa, ya que el asfalto no se encontraba en buen estado y había muy poca iluminación. Además, en esa ruta se habían producido varios accidentes automovilísticos en los últimos años. Esto accidentes hicieron que se crearan varias historias que afirmaban que en una de sus curvas se aparecía una mujer joven vestida de blanco con la cara destrozada.
Jack no era una persona que creyera este tipo de cosas. Sin embargo, había algo en esa carretera que le causaba una sensación extraña.
Ya había dejado atrás las luces de la pequeña ciudad y la obscuridad era absoluta. Solo con la claridad de los faroles era capaz de ver la carretera. De ponto, una sensación muy extraña se apodero de él. Se dio cuenta que no se escuchaba ningún ruido salvo la radio, el motor y el ruido de las gotas sobre el vehículo. Decidió parar en un costado ya que le empezó a faltar el aire. Abrió la puerta del coche y salió precipitadamente. Afuera llovía torrencialmente apenas se podía escuchar el ruido de las grandes gotas cayendo sobre el techo del auto. Al sentirse mejor subió al auto empapado y continuo su camino, sin poder haberse sacado del todo el hormigueo que sentía en su cuerpo.
Al mirar por el retrovisor del coche, se dio cuenta que no iba solo, una mujer totalmente mojada, vestida de blanco y con sangre por el cuerpo se encontraba sentada en el asiento trasero.
Era imposible que se encontrara allí; el vehículo solo tenía dos puertas y solo se podía entrar a la parte trasera entrando por la puerta del conductor porque la del acompañante se encontraba rota. Al mirarla su corazón empezó a latir aceleradamente y frenó de golpe, intento salir pero la puerta se encontraba trabada, se tapo la cabeza con las manos esperando que lo que vio haya sido producto de su imaginación. Al levantar la mirada y ver nuevamente por el retrovisor, la figura seguía sentada ahí, sin quitar sus ojos de él.
Jack giro y lo único que pudo decir fue ¿Quien sos? ; sin embargo ella no dijo ni una palabra, su mirada fría se encontraba en los ojos de él.
Lo único que él pensaba era que esto no podía estar pasando, que la historia de la mujer no podía ser verdadera. Quiso golpear el vidrio para poder salir, pero de repente sintió una fuerte presión en el cuello y dos manos frías como el acero presionándolo e impidiéndole respirar.
Miro nuevamente por el retrovisor y sintió pánico. La mujer ya no lo veía de manera fría sino con una mirada de odio tal que parecía que sus ojos se le iban a salir.
Intento zafarse de las manos de la mujer pero le resulto imposible. Poco a poco iba perdiendo la conciencia. La mujer aproximo sus labios a su oído y con una voz rasposa dijo: nos veremos en el infierno, donde me encuentro desde aquella noche en que me atropellaste en la curva que acabás de pasar.
Autora: Camila Escalante.
TERROR EN LA CARRETERA.
Era una tarde soleada como cualquier otra, íbamos viajando por la ruta con mi novio, Seth. Nos dirigíamos a la casa de sus padres, el tránsito era demasiado tranquilo y se veían muy poco autos.
De pronto, se pincha una rueda del auto y nos vemos obligados a esperar ayuda ya que no teníamos la cubierta de auxilio para reemplazarla y era una zona en la que los celulares no tenían nada de señal.
Unas horas más tarde, un señor en un falcón color marfil frena a pocos metros de nosotros y Seth le explica lo que nos pasó, el señor amablemente se ofrece a llevarnos al pueblo.
Cuando ingresamos en su vehículo vimos que estaba repleto de armas de caza, y aunque Seth me explicó que estábamos en una época perfecta para cazar y era muy común encontrar gente cazando por estos lugares, un mal presentimiento me inundó.
Unos pocos kilómetros más adelante frenamos en una estación de servicio para cargar nafta, hacia ya mucho tiempo que habíamos salido de casa y yo aproveche para ir al baño y arreglarme. Minutos más tarde, cuando volví al falcon, vi al cazador solo y le pregunté donde estaba Seth, me dijo que había vuelto al auto y que le había pedido que me lleve a mí al pueblo, para que le avise a sus padres y no dejar el auto solo. Como Seth se preocupaba siempre por el auto, le creí y nos dirigimos al pueblo.
Ya estaba de noche, y se sentía un olor nauseabundo dentro del falcon. El cazador dijo que frenaría unos minutos para sacar la liebre del baúl que había cazado hacia unos días atrás. Entonces, se bajó del Falcon y se perdió en la obscuridad. Como tardaba en regresar y el olor seguía, miré hacia los asientos traseros para ver si volvía, y vi una bolsa negra de la cual se desprendía un hilo de sangre por uno de los lados, el pánico se apodero de mí. De repente me di cuenta que una mano humana salía de la bolsa, y descubrí que la pulsera que tenia era la misma que le había regalado unos meses atrás a mi novio, quise escapar del vehículo, pero ya era tarde, el cazador se encontraba detrás del cristal de mi ventanilla con un cuchillo en su mano izquierda, y todo cubierto de sangre…
Hace ya mucho tiempo una familia se había mudado a una casa. Ellos esperaban a un niño.
Tras un mes de arreglos todo parecía normal, hasta que una noche la televisión se comenzó a encender y apagar sola, no le dieron importancia porque pensaban que era un problema electrónico.
En verano Debora dió a luz a un niño al que llamaron Taylor. Al pasar los días, encontraron en la habitación del niño los juguetes esparcidos por el suelo en forma de círculo, los acomodaron cada uno en su lugar pero a los 5 minutos cuando entraron de nuevo a la habitación se encontraron que los peluches estaban juntos también en forma de círculo.
Debora dedujo que era Alan, el hermano de su marido, porque le gustaba hacer ese tipo de bromas, David, su esposo opinó lo mismo.
Al día siguiente cuando se encuentran con Alan, le preguntan la causas de esas bromas pesadas que hacía, pero Alan no tenía idea de lo que le estaban hablando, al mirarlo David y Debora se dieron cuenta que estaba siendo sincero con ellos. Desde ese entonces se comenzaron a preguntar que era o quien era la persona que estaba haciéndoles eso.
En ese momento David decidió que lo mejor era irse por un día a la casa de los padres de Debora.
Cuando estaban subiendo al auto David sintió una picazón en la espalda pero no le dió importancia porque solo le importaba la seguridad de su familia.
Al llegar a la casa de los padres de Debora a David comienza a molestarle mucho la picazón en su espalda, entonces Debora le levanta la remera para ver que tiene, allí se encuentra con un enorme arañazo en el medio de la espalda, lo más extraño es que nadie había tocado a David .
Ellos se dieron cuenta de la gravedad de la situación.
Para poder combatir el problema e informarse un poco mas, contactaron a una medium.
Cuando la Médium llega a la casa enseguida percibe la energía de un espìritu joven ella trata de hablar con el espìritu y le pregunta como se llama y este le contesta que se llama Sally y que tiene 7 años. Entonces la niña muerta le cuenta que estaba protegiendo al bebé del joven matrimonio.
Al enterarse de esto empieza a sentir temor, pero a Debora le ocasionò una gran curiosidad y al mismo tiempo placer por que su hijo tenìa algo parecido a un angel de la guarda.
Debora comienza a sentir un amora maternal hacia Sally para que se sientiera a gusto en la casa.
David, por el contrario, no pensaba quedarse de brazos cruzados y querìa expulsar al espìritu de Sally de la casa.
Una semana despuès contactó David contactó a un equipo y uno de sus integrantes era Médium.
Antes de entrar a la casa el Médium ve en la ventana a una niña pero no le dió importancia.
Cuando entra en la casa pregunta a David y Debora si tenian una hija pequeña porque la habia visto mirando por la ventana hacia afuera con curiosidad. Ellos sorprendidos le dicen que no y que tan solo tenian un niño con dos meses de vida.
En ese momento se da cuenta de que en la casa no estaban solos.
Sin perder el tiempo el equipo comenzó a recorrer la casa, así, entran en la habitación principal el Médium percibe la energía de un ente maligno. De repente el ente tomó la forma de una mujer muy poderosa que intenta sacar a los invasores de la habitación hasta lograr hacerlos salir.
David comienza a entrar en un estado de nervios, entonces Debora y el equipo tratan de calmarlo, le aconsejan que no sienta temor porque los espíritus malignos siempre se apoderan del mas débil.
David trata de controlarse. Salen de la habitación principal y se dirigen al cuarto del niño. Cuando el Médium ingresa a la habitación se da cuenta de que Sally está alli mirando con la curiosidad propia de un niño, la niña fantasma se demuestra indefensa y trata de decirle al equipo y a Debora que solo quiere protegerlos de sus padres. En ese mismo momento irrumpen en el cuarto del niño y tratan de llevarse a Sally nadie sabía que hacer porque los espíritus eran demasiado poderosos y podían dañar a cualquiera o simplemente podían vengarse dañando al bebé.
Cuando Débora trata de llamar a Rally en la desesperación, los espíritus se enfurecen y elevan una silla arrojándola contra el bebé. Sally impide que la silla dañe al niño.
David se desespera y decide mudarse de inmediato, Debora acepta irse y todos sienten pena por Sally que esta atrapada en la casa , pero el Médium sabe que Rally va estar bien porque las dos entidades malvadas son los padres de la niña y no son capaces de dañar a su propia hija.
Debora siente un gran alivio en el pecho y se marcha tranquila con su marido e hijo.
Al pasar los años la casa sigue abandonada porque todos los pobladores saben que en su interior se encuentran dos seres malignos y un ángel que lucha por su libertad.
Melanie Benitez
Una familia de terror
Personajes :
Ana (La mama), Jorge (El papa) y Cristian (hijo) tiene 19 años.
Todo empieza en una casa de familia. Ana, Jorge y su hijo Cristian comenzaron a planificar un viaje para visitar familiares. Entonces, Se ponen de acuerdo para salir el viernes a la tarde, cuando Cristian sale de la escuela. Así, llega el momento de viajar y se fueron rumbo a victorica.
Ni bien llegaron se reencuentraron con la familia comieron asado como habitualmente lo hacen, cuando se reencuentra la familia.
Se quedan una semana para poder visitar al resto de la familia y luego de una semana decidieron volver.
Mientras regresaban a su hogar iban tomando mate y escuchando música, sin querer a Jorge se le cayó el mate caliente y pegó un volantazo. Entonces, justo del lado del frente venia otro auto y se chocaron hubo un gran impacto y desgraciadamente un tripulante del otro vehículo falleció.
Ana, Jorge y Cristian salieron vivos pero con complicaciones.
Cristian que no estaba muy herido llamó a la ambulancia que los vino a socorrer, a los tres los llevaron urgentemente al hospital de lote 5.
Cristian se recupera rápidamente pero su papá y mamá no, los doctores le dicen a Cristian que jorge esta sordo y Ana ciega. Entonces su único hijo decide llevarlos a casa.
Cinco años después, Jorge toma una decisión inesperada. Así, sale de la casa y se va a comprar un arma, el regresa y va al dormitorio matrimonial donde duerme su esposa, se acuesta con ella y le dice suavemente al oído:
-TE AMO ANA……. ( le dispara en la cabeza el se retira lentamente y se pasa a la habitación de su hijo y se mata con un tiro en cabeza)
Unos 20 minutos después llega Cristian y ve semejante horror.
Pasan 6 años y Cristian conoce a una chica llamada María pasa el tiempo y deciden casarse.
Ellos tenían la casa mas grande, la mas lujosa pero el nunca estaba en casa se la pasaba trabajando en su oficina toda la noche. Cuando el llegaba a su casa, lo primero que hacia era ir donde estaba su esposa dormida y le decía:
“tranquila amor tranquila duerme que soy yo mi vida”.
Sin embargo Maria pensaba en su interior que el la engañaba con otra mujer y esto la perturbaba.
Una noche volvió como siempre pero ella estaba despierta. El se alegró al verla, lo primero que hizo fue abrasarla pero ella tenía en su mano un cuchillo, lo tenia escondido en su espalda y de los fantasmas de los celos mató a Cristian. Mas tarde, llegaron los policías y la llevaron a un loquero. Pero un día sin querer ella descubrió que el no la engañaba
que todo era mentira. Entonces, ella decide ir a buscar a Cristian a su casa como si estuviera vivo y ella alucina que lo ve diciéndole:
“tranquila amor tranquila duerme que soy yo mi vida”…
Cuando el desaparece Maria se da cuenta que estaba delirando y toma la decisión de suicidarse.
Desde ese día a María se la conoce como la dueña de la noche en aquella fria, enorme y extraña casa.
Cristian Goñi
Una noche con ella
Una noche quedé en mi departamento solo, mi amigo recién se había ido con su novia, entonces me puse a jugar con la computadora lo cual nunca hacia y así estuve asì unos cuantos días no quería recibir a nadie ni que nadie me molestara, tampoco quería la làstima de nadie.
Hasta que un día por la noche mi novia que había muerto en un accidente se me apareció por detrás y me asuste porque era la primera vez que me pasaba algo así.
Se lo tenia que decir a mi familia y la de ella porque no era usual que la gente muerta se aparezca detrás de una persona. Paso otra vez, esta ves me hablo y me dijo que me amaba.
La ultima vez que me visitó me dijo porque se había matado fue muy triste saber que ella murió defendiendo mi cuerpo. Yo no recordaba nada ecepto que desperté en el hospital y que ella había muerto al instante.
No pude despedirme, no tuve esa oportunidad.
Todo esto era porque nunca le agradecí yo le decía que nunca supe como murió ella ni quise saberlo negaba la realidad.
Pasaron los años y nunca me paso nada. Ella no volvió a visitarme.
Pasó el tiempo, me case y empecé a laburar como toda persona normal, iba al cementerio todos los años y los días que tenia que ir o cuando podia por los horarios del trabajo.
Hasta que un día cuando entré con mi esposa empezaron a pasar cosas que nunca habían pasado se escuchaban ruidos de puertas, ventanas que se abrían en noches sin viento.
Cada vez era peor, hasta que un día se empezaron a romper las copas, los espejos y los vidrios de los cuadros. Entonces, me decidi a llamar a un exorcista y me dijo que era una fuerza que nada ni nadie podia combatir y me empecé a asustar y ver cosa que jamás había visto.
Un dia me levante sin ver ni escuchar nada en toda la noche y me pareció raro no ver a mi esposa en la cama.
Empecé a recorrer el casa y no estaba hasta que la veo colgada en el galpón del patio trasero con marcas en todo su cuerpo marcas que una persona no se las puede hacer sola ese dia me fui de la casa y nunca mas regrese.
Ese dia fue el ultimo dia que me paso algo anormal. sin embargo a veces en algunos momentos cuando estoy completamente solo me parece sentirla cerca.
Autor: Pablo Corsini